
Reseña del libro Mueve tu ADN
En esta oportunidad de contaré acerca de un libro que me ha hecho cambiar totalmente el concepto de ejercicio v/s el movimiento. Y que de a poco lo he estado comenzando a llevar a la práctica.
El título del libro es Mueve tu ADN, recupera la movilidad de tu cuerpo de manera natural.
En el post anterior, te contaba las prácticas deportivas que voy realizando de manera intercalada y que gracias a ello he ido fortaleciendo mi cuerpo de manera pareja. Una de las prácticas que he comenzando a realizar es el movimiento natural o también llamado animal flow. Te lo comento porque es una práctica, que está muy relacionada a lo que nos enseña éste libro.
Supe de la existencia del libro por un curso que tomé, y con toda la curiosidad de saber más, lo adquirí.
Primero que todo el libro está escrito por una biomecánica, Katy Bowman, que tiene a su haber más libros acera del movimiento (al final te dejaré algunos de los títulos)
Katy nos sumerge en el conocimiento de lo que es el movimiento, y el por qué es tan necesario el moverse de manera continua. El cambiar de posiciones tan típicas que hacemos y que las llevamos por años, esto debido a la vida moderna que llevamos. Donde pasamos la mayor parte del día en reposo o haciendo el mismo tipo de movimiento repetitivo, ya sea sentados, de pie, ejercitándonos de la misma manera, etc.
No es un libro de sólo lectura y conocimiento, nos entrega una serie de ejercicios para poder recuperar el movimiento y mejorar las posiciones.
Son movimientos que nos ayudan a mejorar nuestras posturas (ejercicios correctivos), a optimizar nuestra forma de caminar, a fortalecer nuestros brazos, piernas, muñecas, nuestra columna, etc.
Y principalmente nos invita a salir a la naturaleza, a conectarnos con ella mediante el movimiento. A ocupar los árboles como aliados a mejorar nuestros miembros, ¿qué tal si nos colgamos de uno de ellos, de una de sus ramas? Al cambiar la típica estructura de barra por una rama fuerte de un árbol, vamos cambiando las cargas a las que sometemos a nuestro cuerpo.
No es síntoma de buena salud, estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.
Krishnamurti
La autora te insta a moverte mejor, no a moverte más. No es lo típico que nos vienen diciendo de hacer cada vez más ejercicios, sino de hacer algunos pequeños cambios en nuestras rutinas y así veremos mejoras en nuestro cuerpo a nivel tanto físico, psicológico y emocional, como lo evidencia la autora en sus alumnos. Resalta al inicio del libro que el movimiento es para crear las circunstancias propicias de la sanación, y no como algo a hacer, porque se tiene miedo a enfermarse.
El movimiento nutritivo
La autora nos habla de, así como es importante llevar una dieta nutritiva y saber cómo elaborarla, es igual de importante el movimiento. Por lo que le denomina movimiento nutritivo.
En esta primera parte nos introduce al concepto de mecanotransducción, que vendría siendo el proceso mediante el cual las células perciben las señales mecánicas creados por el entorno. Es decir, nuestro cuerpo está conformado por órganos, los cuales están formados por tejidos, y que esos tejidos están hechos de células. Y son estas células las que reciben las cargas de torsión, compresión, tensión y corte (señales mecánicas). Las cuales se van adaptando según las cargas a las que son sometidas. Y esto sucede en todo nuestro cuerpo.
Todo depende de cómo se recibe esa carga, por ejemplo, la fuerza de gravedad siempre actúa en nosotros, pero depende de cómo va actuar según la posición física. Y esto se puede evidenciar al hacer reposo por un mes, donde nuestro cuerpo se verá disminuido tanto en masa muscular como masa ósea. La gravedad no ha cambiado, pero si nuestra posición (horizontal) y esto ha dado como resultado en un cuerpo diferente.
En este capítulo va graficando, como al cargar un mismo objeto de distintas maneras, actúa en nuestra estructura de maneras diferentes. Ya sea que lo carguemos con las dos manos, con una sola, en la cabeza, etc., se obtienen diferentes resultados en nuestra estructura. La conclusión a la que quiere llegar es que cada carga particular produce una deformación celular concreta.
La autora indica que el movimiento no es opcional, así como alimentarse. Al movernos aumenta el flujo de sangre hacia el lugar que estamos trabajando, llega mayor cantidad de oxígeno (alimento) a las células y a la vez les ayudamos a retirar los desechos. Pero el problema surge cuando el movimiento es repetitivo en un sólo sector, lo cual genera que se refuerce una zona, pero al lado de un tejido más débil, lo que genera condiciones favorables para una lesión.
El movimiento, las cargas y el ADN
Existe un campo de estudio, que es relativamente nuevo, llamado epigenética, el cual estudia cómo el medio en el que se encuentra una célula puede afectar a su comportamiento. Es decir, que no porque tus padres o abuelos sufrieron de alguna dolencia, tú también la vayas a sufrir por genética. Depende de cómo han sido tus hábitos y en el entorno en el que te has movido.
Nuestro cuerpo sólo refleja a lo que lo hemos sometido. El entorno en el que nos movemos ha ido adecuando nuestro cuerpo, por ejemplo, el pasar mucho tiempo sentados o acostados, andar en auto, andar con zapatos todo el día, etc. Y con todas las facilidades que tenemos actualmente, nos ha ahorrado un sinfín de actividades que debían hacer nuestros antepasados.
Ahora, el hecho de hacer ejercicios durante 60 min durante el día y luego volver a estar sentados o adoptar una sola posición, tampoco vendría siendo muy efectivo a nivel celular, ya que seguimos con las mismas cargas. Pero claro que hacer ejercicio, a no hacer, es mejor hacerlo por supuesto.
Pero esta falta de actividad es la que nos ha llevado a desarrollar enfermedades, dolores crónicos como, por ejemplo, dolor de espaldas, de rodillas, tobillos débiles, etc. Lo que nos recomienda la autora, para ir adecuando el movimiento es acercarnos más a la naturaleza.
Si quieres mejorar tu salud, tendrás que modificar cómo y cuánto te mueves, y la manera en que concibes el movimiento. Y lo puedes realizar teniendo la edad que tengas, no hay límite.
La diferencia entre ejercicio y movimiento
Hemos relacionado el movimiento al ejercicio, colocándolos en el mismo lugar. Generalmente cuando nos preguntan si nos hemos movido durante el día, respondemos que no. Porque asociamos el movimiento al ejercicio. La autora nos lleva a analizar y a cambiar el entendimiento de estos conceptos.
El movimiento sería todo aquello que hacemos o que hace nuestro cuerpo, y que tiene una finalidad de por qué se realiza. Pone de ejemplo la acción de bebé al amamantar. La boca del bebé debe realizar un trabajo diferente ya sea, esté mamando del pecho o que lo haga de un biberón. Pero el hecho de que lo haga del pecho, es importante para la buena formación de la mandíbula y de los huesos de la cara. La lactancia materna es un movimiento propio del ser humano y que tiene efectos en la robustez ósea que el cuerpo necesita en el futuro.
Y así, como ese ejemplo, todo lo que hacemos, como chasquear los dedos, guiñar un ojo, montar en bicicleta, andar en cuclillas, dar a luz, levantar objetos, recoger manzanas, etc. todo esto engloba el movimiento.
En éste apartado nos recomienda comenzar a hacer Cross training, la cual es una técnica de entrenamiento que se basa en la realización de una gran variedad de ejercicios distintos. Y así mejorar, la respuesta del organismo y disminuir la probabilidad de sufrir lesiones.
El corazón es la cuestión: por qué a fin de cuentas pudiera ser que no necesitásemos hacer cardio
La autora nos recuerda el sistema circulatorio, corazón, venas y las arterias, pero introduce en ella a mayor profundidad, los capilares. Siempre se coloca al corazón como el principal órgano que bombea sangre a todos nuestros rincones, pero generalmente no se destaca que éste depende del movimiento de nuestros músculos.
La sangre se mueve porque el músculo realiza una estimulación mecánica, que hace que las finas paredes musculares de las arteriolas se relajen y se abran, produciendo una bajada de la presión que provoca que se bombee sangre de las arterias a los capilares. Llegando así hasta los tejidos que la necesitan, es decir, nutrición a las células que conforman el tejido.
Es así como nuestro propio sistema de distribución de oxígeno depende del uso frecuente y variado de los músculos.
Si no te mueves, tus células no reciben su alimento. Y si tus células no se alimentan, mueren.
Katy Bowman
Nuestro cuerpo tiene alrededor de 600 músculos esqueléticos, y lo más seguro que nuestro programa de entrenamiento, no este accionando todos. El hacer ejercicio localizado, sólo está llevando nutrientes a ese único músculo que estamos trabajando, no al resto.
Una frase que resume todo lo aprendido es:
El movimiento NO es opcional: crea cargas, modifica el comportamiento genético y es un paso esencial en los procesos de suministro de oxígeno a tus células.
Te dejo por acá otros libros que ha escrito la autora, todos referentes a sanarnos a través del movimiento.
- Grow Wild: The Whole-Child, Whole-Family, Nature-Rich Guide to Moving More
- Diastasis Recti: The Whole-body Solution to Abdominal Weakness and Separation
- Dynamic Aging: Simple Exercises for Whole Body Mobility
- Simple Steps to Foot Pain Relief: The New Science of Healthy Feet
Nota: No los he encontrado en español lamentablemente.
Espero que hayas quedado motivados para conocer más, y adquirir el libro que contiene muchos ejercicios sencillos de aplicar y muy efectivos.
A continuar incluyendo nuevos movimientos en nuestras rutinas, y modificar aquellas posiciones estáticas muy prolongadas.
¡Gracias por leer! 🙂
Por favor compártelo para que la información llegue cada vez a más personas que lo necesite 😉
Te invito a dejar un comentario para saber qué te pareció o bienvenida sugerencias